Vuelve sobre el tapete el caso de la herencia de Héctor Ricardo García y la situación de su última
pareja, de más de 20 años, Anabel Ascar. Se le tenga simpatía o no, es quien se hizo cargo de un señor muy pero muy difícil y poco generoso con sus parejas. Nos quedan al respecto los comentarios de la actriz Silvia Montanari, amiga fallecida hace relativamente poco, que nos contó cómo sufrió con don García, su mezquindad, su egoísmo. No nos extraña lo que le sucede, entonces, a Anabel Ascar, aunque haya recibido del ex empresario periodístico uno o dos departamentos y un campo. Según dicen, aclaremos. Es quien estuvo a su lado, quien se bancó las cenas con las mujeres que él invitaba, algunas compañeras de quien esto escribe, y quien lo "bancó" en su pertinaz soledad, enfrentado como estaba con su hija y su yerno, don Godoy, con este último por razones de dinero relacionadas supuestamente con compras que se habrían realizado para Editorial Sarmiento, donde funcionaba Crónica. Todos rumores y la confesión de don García de que no quería saber nada con su familia de sangre a quien esto suscribe. En cambio, la que estaba presente era Anabel Ascar, que solía hacer notas para un suplemento que realizada el querido periodista Alfredo Fonré, fallecido hace cuatro largos años, refundador de Croniquita, 4to piso de la vieja editorial. Más de veinte años no son poca cosa, con sus idas y venidas. Nadie puede hablar sobre lo que pasaba entre cuatro paredes, sean o no ex mucamas. No es justo que se destrate a Anabel Ascar como su ex compañera y que quienes no le cerraron los ojos a García hoy no la tengan en cuenta. Las cosas como son.