MARGINAL 3:CUESTIONABLE BUEN GUSTO
El capítulo 2 del Marginal 3 tuvo escenas de muy mal gusto, golpes bajos innecesarios al menos mostrados tal como lo fueron. Esta ficción ha devenido en un muestrario demiserias humanas y torturas indignas de nuestra pantalla chica. Ha perdido el clima de la sugerencia de la violencia. Encontramos más similitud con la película"La matanza de Texas", terrible gore, que con el objetivo de este producto: mostrar la vida en la cárcel. Si bien no es "cosa de niñas", la pantalla chica tiene un límite y éste es el de la sugerencia, Un país como el nuestro que ha sufrido vejaciones, que tiene NN, que sigue buscando a nietos de desaparecidos, no puede permitirse este tipo de puestas salvajes donde pareciera haber una fruición por el morbo. La marginalidad debiera espantar, debiera motivar a los gobernantes su resolución, y no ser materia de regodeo al punto que ha llegado este producto de Underground. Así como decimos esto, destacamos la solvencia actoral y, por cierto, el guión. De éste a la puesta siempre hay un trecho largo, y es lo que ponemos en la picota, la puesta en sí.
El capítulo 2 del Marginal 3 tuvo escenas de muy mal gusto, golpes bajos innecesarios al menos mostrados tal como lo fueron. Esta ficción ha devenido en un muestrario demiserias humanas y torturas indignas de nuestra pantalla chica. Ha perdido el clima de la sugerencia de la violencia. Encontramos más similitud con la película"La matanza de Texas", terrible gore, que con el objetivo de este producto: mostrar la vida en la cárcel. Si bien no es "cosa de niñas", la pantalla chica tiene un límite y éste es el de la sugerencia, Un país como el nuestro que ha sufrido vejaciones, que tiene NN, que sigue buscando a nietos de desaparecidos, no puede permitirse este tipo de puestas salvajes donde pareciera haber una fruición por el morbo. La marginalidad debiera espantar, debiera motivar a los gobernantes su resolución, y no ser materia de regodeo al punto que ha llegado este producto de Underground. Así como decimos esto, destacamos la solvencia actoral y, por cierto, el guión. De éste a la puesta siempre hay un trecho largo, y es lo que ponemos en la picota, la puesta en sí.