En 1972 se estrenó "Ultimo tango en París", de Bernardo Bertolucci con Marlon Brando y la ignota
María Schneider en los protagónicos. La música, que le fuera ofrecida a Astor Piazzolla como arreglador y éste se negó a aceptar, fue del Gato Barbieri, logrando un tema que lo catapultó a la más absoluta fama para siempre. Se habló y se habla hasta el cansancio de la "escena de la manteca", que Brando utilizó sobre el cuerpo (entiéndase...) de la joven Schneider en una supuesta violación. De hecho, los protagonistas afirmaron que jamás existió violencia física de Brando hacia Schneider pero sí violencia psicológica para que la escena se realizara. Bertolucci perteneció a ese grupo de directores que, como tantos maestros del siglo XIX y XX, consideraron que la violencia verbal y hasta la física (azotes, etcétera) colaboraban en el aprendizaje. El film fue censurado y recién en los 80 se pudo ver en nuestro país. Mucha gente, en aquellos años, viajaba al Uruguay para poder ver la película. Para algunos, es un bodrio. Para nosotros, es una de las películas más profundas sobre la soledad del hombre, esa existencia que pesa cuando no se le encuentra sentido a la vida ni aún con un sexo violento. La última escena lo dice todo. Enorme Brando, grácil y excelente Schneider.