El plano secuencia con la trampita, si se puede llamar así, de tres fundidos a negro, es la sorpresa fotográfica de Sam Mendes en "1917". El film resulta soberbio porque Mendes hace valer la fotografía como medio esencial de comunicación. Y se alzó, de esta manera, con el premio a la mejor dirección del año.
Por su parte, la entidad que reune a los fotógrafos, a los responsables de la cinematografía, premiaron a Roger Deakins también por "1917". Mendes y Deakins construyeron una visión de la primera guerra mundial asombrosa en la que el espectador entra formando parte de la historia. Notables ambos por lo que más que merecidos los premios.