Mesas aburridas, con una línea política que, de tan marcada, no aporta nada ni siquiera a sus
propios colegas ideológicos. Insultos a la oposición gobernante, gente poco linda por dentro, Juana Viale solo luce exquisitos modelos del gran Gino Bogani y se conforma con un paupérrimo papel de conductora que mira complaciente y no sabe qué decir. No conduce. El rating está marcando la decadencia de un ciclo que Mirtha Legrand supo llevar durante más de 50 años con hidalguía, con oposición, con respeto, y con honestidad intelectual . No es el caso de Juana Viale y de su hermano, a cargo de la productora Skylab, quienes han tomado a los dos ciclos de Chiquita, su abuela, como bastión político de la ultraderecha. Se les nota mucho, chicos. Lo penoso es que están destruyendo la audiencia de la señora Legrand.