El 13 de febrero partió para siempre Damiano Berlingieri, el proyectorista más reconocido y
querido de la crítica nacional. Lo conocí en el 2001 pero su trayectoria venía desde mucho tiempo atrás. Damiano tenía "su casa" en el microcine Vigo, ubicado en Ayacucho al 500, en el barrio del "cine", que hace pocos años cerró sus puertas para siempre. Y no vimos más a Damiano, italiano de pura cepa, que vino a la Argentina a los 19 años. Con Damiano muchos aprendimos cómo era el cine "en rollos" o "reels", cuánto duraba cada uno de acuerdo al tamaño de esas enormes latas redondas o cuándo tenía que poner inmediatamente el otro rollo para que la pantalla no quedara en blanco. Vigo fue la primera escuela de cine y crítica que tuve. Luego vinieron otros microcines, pero Damiano, el tano, fue único. Tenía 83 años, había cumplido su sueño como el protagonista de Cinema Paradiso, conoció a Giuseppe Tornatore y a Marcello Mastroianni, regresó varias veces a su país, se casó con una italiana que conoció en nuestro país y tuvo dos hijos. A Damiano lo llevaré en mi corazón siempre. Descansa en paz, querido amigo y maestro, inolvidable.