Este blog no siempre hace referencia a las partidas tan dolorosas de personas del medio, valiosas todas. Pero hay casos especiales porque no se puede creer que se nos vayan de este plano, y es el caso de Gerardo Rozín. Sobre la medianoche del viernes 11 pasado, nos enteramos de su deceso. Coincidentemente, el sábado, minutos después de su partida, se cumplía otro aniversario de la muerte de Jorge Guinzburg. Es que ambos fueron mentes brillantes, creativos sin parangones, que se fueron muy jóvenes. Ambos tuvieron ese mismo nivel intelectual tan alto del que se
carece tanto en la tele, y ambos le dieron renovación, talento y respeto a los contenidos y a los artistas que los acompañaron. La pérdida de Rozín, tan joven, tan consciente de su fin, tan adusto, tan reservado, nos llena de dolor y de indignación por lo injusto. Nuestro respeto, nuestras condolencias a sus seres queridos. Y, en especial, a sus dos hijos.