Gran Hermano tiene excelente rating, más de 20 puntos, pero a costa del buen gusto, del ejemplo elemental que, desde la pantalla, se debe dar. El “elenco” de mediáticos que hoy integran el reality, sin incluir a los que ingresaron el lunes 4 de marzo, da qué hablar y mal. Los gritos desaaforados, la falta de un comportamiento habitual o tolerable de parte de la llamada “Furia” resulta un elemento a considerar para la expulsión. Amenazar de muerte a una compañera, el caso de la “policía Ago” que decidió irse del reality, debió ser para expulsión. Sin incluir sus destemplados gritos insultando a sus compañeros.
Se nota la mano de la producción en acicatear a los participantes. Nada de lo que vemos nos resulta creíble ya. Si se permite que una participante grite y amenace de muerte, y se sigue como si nada, quiere decir que hay aceptación por algún interés en especial. La salida con expulsión de “Furia” debió hacerse para que la casa cambiara de estilo, y se pudieran sumar otros participantes con otros modos y estrategias más normales a jugar. Pero no, pareciera que para la producción ya está puesta la ganadora: Furia… Y eso quita seriedad al concurso, y desfavorece absolutamente la participación del resto de los integrantes que, entonces, se transforman en los “Monigotes” de “Furia”. Mal, mal, Santiago del Moro, que tiene que ver con la producción, debiera realizar cambios más radicales dado que está visto que la producción los llama, les habla, en fin, los guía… Nada es espontáneo allí. Salvo los insultos y las amenazas de “Furia”, la participante tatuada y desparpajada que no a todos nos gusta ver.